La vida es bella

Guido (Roberto Benigni) es un hombre que vive en la Italia prefascista y que sueña con tener su propia tienda de libros. Un día conoce a Dora, una joven maestra de la que se enamora perdidamente. Tras conseguir su amor se casan, tienen un hijo y montan la tienda de libros. Sin embargo los problemas aparecen pronto y toda la familia es reclutada en un campo de concentración donde sufren, por separado, la guerra.

Con dos partes claramente diferenciadas y opuestas una romántica y otra totalmente dramática, Benigni explota magistralmente en La vida es bella el sentimiento, consiguiendo embaucar al espectador y hacerlo partícipe de la penas y alegrías de los protagonistas. El director italiano es un genio capaz de convertir lo más triste en algo gracioso, de arrancar una sonrisa, de hacer llorar y lo que es aún más difícil, hacer reír.